
Si mi media naranja fuera un limón seríamos un binomio fantástico de cítricos. Tú, tan extraño, tan opuesto, tan lejano a mi… a mis ojos eres tan raro que nunca cometeré el error de pensar que te conozco. Para mi serás siempre esa fruta prohibida.
Limón, que maduro eres, a tu lado entendí que enamorarse no deja de ser una falta de educación, gracias por no intentar cambiarme, ni pretenderme convencer de que mis defectos son virtudes adorables. Es por eso que hoy te quiero y no te necesito ¿para que demonios iba una naranja a necesitar un limón? Pero me encanta tenerte a mi lado y no me canso de abrazarte… aunque sé que te amargas si te exprimen demasiado.
Cambiemos de aires limón, deja de llevarme siempre al huerto, quiero rodar contigo por el mundo, en el trabajo todo el mundo parece haber estado en África, ¿iremos juntos algún día?… Yo pago los billetes. Escapemos a una isla, quiero sol. Mi corazón me pide sol y si un día, me sorprende a mi misma y le da por descongelarse… tal vez te lo regale. Ay Limón ¡pero que bonito eres!, no se te ocurra mentirme nunca o mi indiferencia te hará rodajas.