Me fastidia mucho que la gente sea exageradamente dura e injusta con los errores de los demás, más aun cuando los más duros suelen ser en su mayoría gente que no ha hecho prácticamente nada arriesgado o innovador en su vida.
Mi último error, allá por el estreno de Spiderman III lo he valorado fríamente en una cifra con cuatro ceros… más el correspondiente pseudo-ataque de ansiedad al darme cuenta de que había metido la pata de manera irreversible.
Y la palabra clave aquí es irreversible, porque los buenos errores tienen que ser así… porque me consta que si fuera por horas de trabajo para reparar el daño causado, esas horas se echarían hasta quedarse sin dormir si es preciso.
Sirva la imagen adjunta para relativizar sobre el tamaño de nuestros fallos en relación al tamaño del sistema solar (eso azul pequeño es la Tierra) y si no es suficiente continúese con el resto de las imágenes.
Dentro de no mucho… todo esto será una buena historia que contar cenando con los amigos.