Gran parte de mi infancia y adolescencia la pasé pegado a los cómics de Marvel, algo que sin duda me reportó una enorme cantidad de conocimientos extremadamente útiles para los tiempos en que vivimos.
… como por ejemplo que el Adamantium es una aleación de metal casi indestructible capaz de cortarlo prácticamente todo, que por injusticias de la vida sólo existe en la ficción.
Aunque estoy a favor de que los superhéroes hayan invadido las salas de cine, en este proceso de popularización se han cometido ciertas licencias que me parecen atroces. Paso a enumerar tres de las más importantes:
Kingpin, no es negro – El magnate mafioso conocido públicamente como Wilson Fisk, archienemigo de Spiderman… en los cómics es blanco, muy blanco. Supongo que era difícil encontrar a un actor conocido de ese tamaño, pero yo hubiera preferido que hubieran dado una oportunidad a alguien desconocido en lugar de cambiar el color de piel al mítico Rey del Crimen. La verdad es que salvando esa diferencia la caracterización es realmente buena… no sé ¿no le podrían haber pintado o algo similar? Aunque si el resultado es parecido al que consigue Eddie Murphy en sus películas mejor dejarlo como está.
Esto es algo que me molesta especialmente porque aunque ahora mediré cerca de 1,80 tardé muuucho en pegar el estirón, yo creo que fui de los últimos de mi curso… el que Lobezno fuera bajito y poderoso me ayudó a soportar aquellos años en los que todo el mundo se metía conmigo y me recomendaba que empezara un tratamiento con hormona del crecimiento.
Con esto termino, seguro que hay muchas más pero en este momento sólo recuerdo las atrocidades expuestas, concluyo este artículo recomendando el post de Pablo: Batman, mi superhéroe favorito y algunos blogs destacados sobre el mundo del cómic: