Ahora que viene siendo frecuente la integración de APIs desarrolladas por terceros en nuestras aplicaciones, se nos plantean nuevos retos a la hora de gestionar errores y asegurar disponibilidad.
Lo normal es que montes todo tu desarrollo sobre un API en funcionamiento y una vez consigues que funcione… ya estás contento. Cómo mucho puede que llegues a gestionar aquellas «incidencias» que vienen recogidas en la documentación del API: número de peticiones agotadas, exceso en el límite de cuota, falta de crédito, demasiadas peticiones en curso…
Pero luego hay posibles errores no documentados, como en este caso donde el API de Webthumbs respondía a nuestras peticiones con un «BAD APIKEY», cuando realmente lo que ocurría era algo más complejo:
En definitiva que a nuestros errores no documentados, se suman los de las distintas API que integramos, perdiendo en el control de la disponibilidad de algunas partes de nuestra aplicación.
Es algo de perogrullo, pero me quedo muy a gusto soltándolo.