ahora coges y vuelves a por más…

Los empresarios, los directivos y cualquier persona que lucha por sacar un proyecto adelante conocen bien lo que significa la palabra soledad.

Soledad es cuando tienes que tomar una decisión, eres el único responsable y decidas lo que decidas es probable que siempre haya alguien en desacuerdo, no conforme y que se siente defraudado.

Como empresario hay temas sobre los que sólo puedes hablar con otros empresarios. La `vox populi´ o lo mayormente aceptado sobre asuntos como: contratación, sueldos, costes, despidos, gastos de empresa, deudas, facturas, bajas laborales por depresión, impuestos, subvenciones… no se suelen parecer en nada a lo que tú como empresario opinas de estos temas.

El mundo de la docencia no tiene nada que ver con el nuestro, son mundos distintos, cuando he tenido alguna reunión con `gente de la Universidad´ me he dado cuenta de que yo sólo pensaba en cómo ganar dinero y ellos cómo conseguir publicar un artículo en una revista de renombre internacional. Por supuesto estoy generalizando y cuídeme yo mucho de hacer ningún juicio de valor: el empresario no es ni mejor ni peor que otros, somos diferentes.

En estos últimos años he tenido contacto con la gran empresa y he aprendido muchas cosas que no sabía, antes yo era el primero en llenar mi boca con frases grandes: «hay que escuchar al cliente», «hay que saber reconocer públicamente los errores»… No sé si en este tiempo he empeorado como persona o me he endurecido, hoy lo que pienso es que hay que ser fuerte y hay que sacar `el proyecto´ adelante cueste lo que cueste. Al mismo tiempo pienso que soy más humilde, menos soberbio y más comprensivo con alguna clase de `errores´ que otros consideran imperdonables, inconcebibles o ajusticiables.

Hay mucha gente que vuelca sus frustraciones en el primero que asoma la cabeza y hace algo… y el empresario «siempre está haciendo cosas», nuestro estado en reposo es seguir dándole vueltas a la cabeza, ideando, buscando la forma de hacer todo mejor o de forma más rentable… o intentando encontrar ese «tipping point» que nos conduzca al éxito.

Si esperas «una actitud comprensiva y constructiva» de todos los que te rodean, pues apañado vas… a veces la tendrás, a veces no. Desde luego que la «admiración pública» y el »apoyo generalizado» no se pueden considerar constantes en la carrera del emprendedor. Más bien lo más común es la «incomprensión» y un frecuente «sentimiento de soledad» compensado con creces por una satisfacción personal que sólo experimentan aquellos que ven como poco a poco aquello que se han propuesto va cobrando forma de la nada y se va convirtiendo en una realidad.
 
A pesar de un número incontable de piedras y tropiezos a lo largo del camino… a veces toca dar unos cuantos pasos hacia atrás, pero sólo para coger carrerilla y volver al ataque: más fuertes, más duros. También es genial ir encontrándote aliados y gente positiva por el camino que te ayuda día tras día: los valorarás en su justa medida cuando te des cuenta que son `un bien escaso´

Ese es el mundo del empresario (incluso de un microempresario como yo)… y nosotros siempre volvemos a por más.


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