…y volví a tener Blackberry

Mis últimos móviles fueron un Motorola V600 (2005-2006), una Blackberry 8800 (2007-2008), G1 HTC con Android (de enero a mayo 2009, cortesía de Grupo Vermon y traido `ya liberado´ desde Nueva York por el amigo Pablo), Nokia 6070 regalo de Pedro (desde junio 2009 hasta abril de 2010) y ahora una recién estrenada Blackberry 9700 Bold v2. Por asi acaso no sabes mucho de móviles permíteme que te represente gráficamente mi evolución:

Es evidentente que he atravesado una auténtica fosa abisal tecnológica que coincidió con mi aventura en el 2009 de darme de baja en el plan de datos del móvil, cuatro meses después de dejar de leer blogs, algo que curiosamente coincidió con mi regreso al gimnasio (leer si os interesa Recuperando la forma física a partir de los 30).

Durante este año de `downgrade´ ha sido toda una experiencia eso de ir presumiendo de Nokia 6070 en reuniones de negocios plagadas de iPhones, Blackberrys y modernas HTC… era la manifestación de un estilo de vida, que si bien teniendo en cuenta que mi trabajo es tecnológico puede que no me haya beneficiado a la hora de transmitir mucha confianza a clientes potenciales, lo cierto es que me he sentido muy féliz sintiendo esa vergonzosa superioridad moral del que `ya está de vuelta de todo ese mundillo´

Exagero… puede, pero vuelvo a parafrasear a Valdano cuando aseguro que en el cenit tecnológico hace un frío de puta madre… y entonces ¿por qué he vuelto? Supongo que por mi adicción al cambio, porque deseo viajar más y porque echaba de menos los perfiles de llamada de la Blackberry: vuelvo porque necesitaba ayudarme de la tecnología para satisfacer una legítima necesidad personal, y eso está bien.

Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera.

Génesis 1:31

Puede que esa sea la pregunta que uno debe hacerse antes de incorporar una nueva tecnología a su vida, salvo que tu trabajo o tu gran pasión sea comportarte como un gurú tecnológico y entonces te veas obligado a comprarte un iPad aun teniendo un portátil, un móvil 3G, un ordenador en la oficina, dos en casa… además de una consola, un Home Cinema y un nevera con conexión a Internet. Si esa es tu vida, créeme que lamento tu pesada carga.

Regreso y aunque ya me haya llevado algún que otro coscorrón cariñoso por consultar el email a altas horas de la noche (hay que mantenerse a raya si no se quieren retomar antiguos malos hábitos)… por otra parte noto una cierta apatía, un cierto desapego en mi relación con este fabuloso dispositivo: no he investigado casi sobre él en Internet (me fié ciégamente de la recomendación de compra de Pablo), no he leido las instrucciones, no le he instalado más que lo imprescindible (sincronización de agenda de contactos con Google Apps)…

Vuelvo, pero ya no soy el mismo. Podría decir que ahora el móvil está a mi servicio, mientras que antes yo lo estaba al suyo, pero también puede ser que con los años se me esté secando el cerebro y con ello las ganas de aprender. No sé, esto último me da un poco de miedo. Una de las razones por las que dejé de leer blogs es porque quería «acercarme al nivel de Internet de los usuarios de TopMadrid y DolceCity» y puede que lo esté consiguiendo… la semana pasada fui a desayunar al Racó y en la barra habia dos chicos de unos treinta, hablando de Twitter, Twitterpic… y cosas por el estilo, y la verdad es que me parecieron un poco frikis (frikazos que se dice coloquialmente). En fin, puede que esté consiguiendo lo que deseaba y ya se sabe que con esas cosas hay que tener cuidado.

Por cierto, este delicioso fin de semana retomé una antigua afición: la fotografía. De momento desempolvé mi Nikon F90 y mañana revelo mi primer carrete después de más de cinco años… ¡qué emocionante es volver a sentir ese cosquilleo cuando vas a recoger tus fotos con miedo de que no haya salido ni una bien!. Tal vez sólo por eso no tenga ganas de pasarme a la fotografía digital (claro que con lo que cambio de opinión: tiembla FIickr!)... os iré contando.


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