Nosotros que nunca vivimos una guerra y nunca agradecimos el simple hecho de `estar vivos´ o `tener para comer´, nosotros que fuimos educados bajo la reverberación de ese `tú puedes llegar a ser Presidente de los EE.UU.´ (como el actor y después presidente Ronald Reagan), vivimos una auténtica tragedia de proporciones colosales, un sentimiento que se revuelve en nuestro interior y que rebrota con frecuencia regular.
Nosotros que sólo adoramos falsamente el `tener´ porque siempre tuvimos de casi todo, nos vemos abocados a una `persecución interminable del ser´ y es que deseamos `ser todo´ o `casi todo´…. y eso es una angustia que flota en el oceano helado de nuestro interior.
Ese sentimiento, como un iceberg, sólo deja al descubierto una minúscula parte de su enorme envergadura, en forma de `procrastinación´… pero lo que se esconde más abajo, en las profundidades es un auténtico Goliat dificil de gobernar.
Y no es que no estemos satisfechos con nuestro presente, a mi personalmente me encanta mi trabajo (aunque no sepa exactamente a qué me dedico) y en general soy una persona bastante feliz…. Pero es que también me gustaría ser un fisico cuántico como Juan Ignacio Cirac, o un gran matemático como John Nash, me gustaría ser dibujante de cómics, me gustaría haber opositado para abogado del estado, ser animador en Disney, haber trabajado en una multinacional, me gustaría ser un grafitero como Banksy, o un programador como Jamie Zawinski, me gustaría ser boxeador, me gustaría ser pianista, me gustaría ser japonés, diseñar juegos como Shigeru Miyamoto… y todas esas cosas las deseo con la misma intensidad con la que deseo seguir siendo lo que actualmente soy.
Esa es nuestra maldición y lo peor de todo, es que creo que podría llegar a serlo y que si no lo soy es por falta de tiempo, y ahí es donde una locura transitoria adquiere tintes de gran tragedia existencial.
Tal vez, si llegaste hasta aquí leyendo a ti te pase lo mismo que a mi, en tal caso, lo único que se me ocurre para aliviar tu pesada carga, es que no estás sólo, yo y otros muchos como tú salimos del cine deseando dar un vuelco a nuestra vida y dedicarnos a lo mismo que el prota de la película que acabamos de ver.