Recuerdo que en el Instituto fantaseábamos con que un Brian Epstein nos descubriera… en un futuro próximo, digo futuro porque por entonces yo sólo aporreaba torpemente el piano y mis compis de grupo apenas llevaban unos meses de clases de guitarra y bajo. Pese a que nuestra vocación por la música era en ese momento claramente cuestionable, ya deseábamos ser descubiertos.
Tal vez los cuentos sean los que han creado en nosotros la idea romántica de ese rescatador de la cotidianeidad, ese que nos diga `tú, sobre el resto, eres diferente y especial´…. ya sea encarnado en un alto directivo, un headhunter, un editor, un crítico de arte, un famoso; la figura de este personaje adopta muchas formas distintas y el deseo de que llegue nos convierte en cebo fácil, en carnaza para aprovechados.
Ahora te voy a contar un secreto: no hay Brian Epsteins para todos.
Teniendo esto en cuenta es mejor que investigues la manera de salir adelante sin su ayuda, que dejes de esperar que algo del exterior llegué para salvarte. Vas a tener que hacerlo tú.