En su momento llegué a imaginarme un Internet donde cada uno se construía su casita, su presencia on-line: con su blog, sus enlaces, sus reflexiones, compartiendo sus proyectos y conocimientos.
Pero en lugar de eso la mayoría han acampado con su tienda de campaña en la casa de otro, en el patio de Facebook, de Twitter, de Google+, de YouTube… porque poner enlaces, trackbacks o escribir una entrada en condiciones llevaba demasiado tiempo, porque mantener el WordPress actualizado suponía demasiado trabajo, porque moderar comentarios y limpiar spam era un rollazo.
Se nos hizo cuesta arriba y otros nos lo pusieron muy fácil… en última instancia, ahora son ellos los dueños de nuestra presencia on-line.
Con su propia casa hoy sólo quedan los mejores, los de siempre.