En una adolescencia tardía recuerdo la vergüenza que me daba ir al cine con mis padres… era algo que no tenía nada que ver con ellos, simplemente yo pensaba que ya no tenía edad para ir con `los papás´ al cine, que debería ir con alguna chica o con los amigos.
A lo mejor son estos sentimientos los que nos hacen buscar la independencia, la autonomía, nuestra propia identidad… buscar algo fuera, más allá de nuestra zona de confort, del calor familiar, de la sensación de protección.
Llegado un momento, uno ya no da valor al amor de sus padres… pensamos que ellos nos quieren porque somos sus hijos y lo que buscamos es a personas que nos quieran por lo que realmente somos. Es como si quisiéramos saber nuestro verdadero valor.
Mi hija no da besos, cuando le pides uno ella sólo te pone la cara… para que seas tú el que se lo des, a ser posible un montón. Si no ha tenido suficiente te agarra del cuello con fuerza, para que no te separes y te exige más. Todo eso terminará pasando, de aquí a 10 ó 12 años… «Que no crezca!», me recomendaba ayer un padre con una hija adolescente.
En fin, yo ya me voy preparando.
Comentarios
3 respuestas a «Amor de padres»
En mi caso mis hijas todavía me dan besos y muchos. A pesar de ello, las estoy achuchando siempre que puedo, con besos y cosquillas, muchas cosquillas, porque me encanta verlas y escucharlas reírse a carcajadas, con esa forma de reírse de los niños, llena de verdad. Que dure todo lo posible…
Si, si… que dure!
Hola Fernando, hoy, por casualidad, o no, he leído el articulo sobre superwoman y me he «enganchado» al blog. Gracias por sacarnos una sonrisa a mi marido y a mi y por ver que la realidad es indivividual y los sentimientos múltiples y que ser padres te redescubre como hijo.