Aunque nos juren y perjuren que ya llegan los brotes verdes y Botín con su corbata más roja nos asegure que «es un momento fantástico, a España le está llegando dinero para todo«… aquí todavía muchos le seguimos viendo las orejas al lobo y en esta situación a uno le pueden preguntar ¿y a ti cómo se te ocurre la locura de tener un/otro hijo?
Cuando este tema se pone sobre la mesa no puedo evitar que me vengan a la cabeza los primeros minutos de la película Idiocracy, probablemente los únicos que merecen la pena de toda ella.
Yo creo que siempre he querido tener dos hijos, tener tres me parecía demasiado… es curioso que yo sea el tercero de mi familia, debe ser algún tipo de Tragedia Griega eso de considerar que en última instancia mi propia existencia es un exceso.
Aun así la decisión de ir a por el segundo fue algo muy meditado sobre lo que hablamos largo y tendido. No por ello soy inmune a los dudas de mirar mi cuenta bancaria de vez en cuando y pensar: «madre mía en la que me he metido»… y eso que Mateo todavía no ha nacido. No tengo ni idea de lo que nos deparará el futuro, pero por alguna razón tuve la certeza de que pasados unos años me iba a arrepentir si al menos no lo hubiera intentado.
Como explicarlo…
Un hijo es un ser independiente (sobre todo mi hija, que más de una vez ha entrado en la guardería sin ni siquiera decirme adiós ni mirar atrás) pero al mismo tiempo es como si fuera una parte indivisible de tu ser. Cuando se incorpora a tu vida, todo lo demás te rodea, ni una brizna de aire es capaz de pasar entre tu existencia y la suya.
No es que de repente sólo por ser padre pases a convertirte en un superhombre: el miedo, las preocupaciones y las inseguridades siguen ahí, de hecho incluso a veces te sientes más vulnerable. Pero todo eso queda en el exterior, en el interior mi hija, mi mujer y yo hemos pasado a convertirnos en un imponente`cocún´ (cocoon) con una corteza muy dura y repletos de energía como los de la mítica película…
….pero sin abueletes bañándose a nuestro alrededor.
En unos meses con suerte -si todo va bien- conoceré a mi hijo, yo ya le quiero… y eso no me pasó con mi primera hija. Ella desde el primer momento me pareció un bebé muy simpático… pero el amor tardó varios días en llegar. Hoy tengo la certeza de que no dejaré de quererla aunque se convierta en una asesina en masa.
No es que mi segundo hijo sea más deseado que mi primera hija, simplemente es que Mateo a la salida se va a encontrar a «un padre»… y mi pobre Rebeca tuvo que conformarse con «lo que quiera que fuera yo antes».
La paternidad te transforma.
Comentarios
2 respuestas a «Hijos en tiempos revueltos»
Fernando, muy bueno el artículo. A mi también me asaltan dudas, yo tengo tres y un marido de 50 años por lo que me da miedo no poder proveerles durante el tiempo que necesitan. La familia debe mantenerse unida para ayudarnos en las tormentas.
Pues ánimo que merece la pena. Hay que dejar los miedos y levantarse cada día con las endorfinas a tope.