Me compré la aplicación de time tracking Hours para iPhone y estuve probándola durante una semana. La verdad es que está muy bien, el interface es muy agradable de usar y cumple lo que se espera de ella… el problema es que no se acopla completamente a la forma en la que yo trabajo.
Normalmente cuando estamos con un proyecto más allá de lo trivial, suelo estar rumiando sobre él durante casi todo el día, especialmente cuando no estoy trabajando. No sé exactamente cuanto tiempo pasaré haciéndolo, pero lo que tengo claro es que ese «trabajo intelectual» no se desarrolla en la oficina normalmente.
Es algo que pasa en la ducha, en el gimnasio, cuando voy camino de recoger a mi hija de la guardería, por la noche… voy repasando mentalmente las dificultades que vamos a encontrarnos, valoro la posibles soluciones, elijo las que yo pienso que son más adecuadas… algo parecido a una partida de ajedrez, donde muchas veces tengo que echar marcha atrás porque descubro que la estrategia elegida desemboca inevitablemente en un callejón sin salida.
Después de varios días así, llega el momento de ponerse a hacer la tarea en concreto, de ejecutar el plan rumiado con anterioridad… esto se hace relativamente rápido, al fin y al cabo sólo hay que seguir una coreografía ya acordada. Como no soy un genio y no he podido pensar en todo… en esta fase de «implementación» descubro algunos cabos sueltos en mi plan maestro (en mi «arquitectura») que normalmente se pueden ir solucionando sobre la marcha… el 90% restante va todo como la seda, «nice and easy«.
Paramos el reloj y resulta que eso tan complicado se ha sacado adelante… pero la cifra en horas no responde a la realidad, ya que son pocas horas de implementación precedidas de muchas horas previas de `rumiado´
Por eso el `time tracking´no consigue reflejar la imagen fiel de mi forma de trabajar y supongo que la de otras muchas personas tampoco.