Un año después y 10 kilos menos

Ahora que ya entramos en Septiembre y que la presión por la operación bikini ha pasado puede que no sea el mejor momento para publicar esta entrada… sin embargo fue el año pasado aproximadamente por estas fechas tras volver de vacaciones con dos kilos más de lo habitual (85 kg) cuando me di cuenta de que algo debía estar haciendo mal porque año a año no dejaba de engordar cada vez un poquito más.

Hoy me he pesado en el gimnasio y la báscula marcaba 72,5 kg… y más allá del dato del peso, que a veces puede ser engañoso lo importante es que he perdido varias tallas de pantalón, perimetro abdominal y en general me siento como muchas más energías que el año pasado, es como si hubiera rejuvenecido. Lo cual se agradece ahora que a veces me toca ir de paseo llevando al bebé en la mochila (5kg) al mismo tiempo que a mi hija cuando se pone celosilla (otros 13kg).

Llegados a este punto, si sigues leyendo es porque tienes interés en saber como lo he hecho… bien, pues te voy a contar cual ha sido mi experiencia personal (tómatelo simplemente como eso ya que no soy ni médico, ni dietista, ni preparador físico…):

1. – Para adelgazar diez kilos me he tenido que convertir en otra persona, poquito a poco, cambio a cambio, irreversiblemente.

2. – Cada vez que me planteaba hacer un nuevo cambio me hacía la siguiente pregunta ¿estás dispuesto a hacer este cambio para el resto de tu vida? Si la respuesta era si, entonces me lanzaba a ello y si no, pensaba en otra cosa. Por ejemplo: ¿estás dispuesto a tener que salir a correr dos o tres días por semana para hacer unos 10 km? No ¿Estás dispuesto a no volver a tomar pizza o pasta? No ¿Estas dispuesto a comer a base de batidos de verdura? No… A continuación explico las cosas a las que si estuve dispuesto a hacer…

3. – Hay que hacer deporte, eso es imprescindible… todo lo que escribí hace cuatro años en `Recuperando la forma física a partir de los 30´ (aunque fracasé) sigue siendo válido. Estos dos últimos años he estado practicando boxeo deportivo dos ó tres días por semana, pero creo que me hubiera servido también haber seguido haciendo pesas.

Si bien en cierta manera el boxeo me abrió los ojos, cuando ves a un compañero más alto que tú, más fuerte que tú y que pesa 10kg menos que tú te das cuenta que algo en ti no está bien. En los gimnasios de pesas sueles estar rodeado de gente fuerte, grande y habitualmente pesada… con lo que en general el shock no es tan grande. A ojos de un aficionado un brazo grande se puede confundir con un brazo fuerte, los cuerpos fibrosos de los boxeadores no dejan margen de duda.

4. – Hay que comer menos, hay que comer mejor. Puede que con 20 ó 30 años recién cumplidos haya otras formas de conseguirlo, pero yo creo que con mis 38 ya es algo que no se puede posponer más.

Una persona que come y hace el ejercicio que tú haces, pesa lo que tú pesas ahora… esta frase que parece inocente tiene mucha miga por detrás. Eres el resultado de lo que comes o mejor dicho lo que llevas comiendo estos últimos años.

Como decía Grande Covian «menos plato y más zapato»… si todavía eres de los que piensa que puedes arreglar tu desaguisado exclusivamente a base de ejercicio para poder seguir comiendo como si fueras un adolescente en plena fase de crecimiento… te deseo suerte pero este artículo no es para ti, yo ya estoy de vuelta de eso… ya he recorrido todos los pasos del proceso de la perdida y me he resignado a que tengo que cuidar también más mi dieta y no dejarle todo el peso a las zapatillas de running (ni a mis rodillas).

5. – Pero no estoy hablando de hacer dieta… porque a mi dieta me suena a algo que se hace durante una temporada y que luego se deja de hacer… y luego nos extrañamos de los efectos yo-yo. Lo que hay que hacer es cambiar hábitos de alimentación, para siempre… y seguirlos retocando según avanza nuestra edad porque lamentablemente la cosa no va a mejor.

6. – Tocando las cenas – Lo primero hice fue meterle mano a la cenas reduciendo enormemente los carbohidratos, llevo un año sin tomar para cenar ni pizza, ni pasta, ni arroz, ni patatas, ni pan…. y pese a lo comilón que soy yo (o era) no me costó nada hacerlo porque sabía que todos esos platos podía comerlos en la comida.

Me puedo tomar a lo mejor un yogur sin prestar mucha atención a si es edulcorado o azucarado, pero más allá de eso pocas concesiones hago. Si sales a cenar con los amigos te puedes pedir un filete y no tomarte las patatas… o te puedes pedir una gambas a la plancha (aunque luego tus amigos que se han pedido todos hamburguesa se estén riendo de ti para el resto de tus días).

7. – Lo de no cenar carbohidratos al final fue progresivamente evolucionando a «no carbohidratos a partir de las 6 de la tarde«, sin mucho esfuerzo ya que todo lo demás lo mantuve igual. Sólo con este ajuste pasé 83 kg a 78kg en unos tres meses… eso son 5 kg menos que se notan un montón.

Fue una temporada muy dulce, cada semana pesaba un poquito menos… hacía la misma cantidad de deporte que el año anterior (incluso menos porque dejé de correr para estar seguro de que no era un factor que influía en el adelgazamiento) y simplemente había pasado de ser una persona que hacía cenas pesadas a una que hacía cenas ligeras. Esa nueva persona pesaba cinco kilos menos que la otra.

8. – En los 78 kg me tope con la primera gran «meseta»… es decir un periodo de tiempo donde no recuperas el peso perdido pero tampoco sigues perdiendo. Uhm… con lo bonito que estaba siendo todo. Para que te hagas una idea en Enero le compramos una balanza Fitbit a mis padres y pesaba 77,4 kg…. y a finales de Marzo aun estaba en 77kg. Eso es un trimestre entero sin prácticamente mejoras, probando `sutilezas´ como beber más agua y más cafeína para acelerar el metabolismo.

9. Entonces lo entendí: la persona que soy ahora pesa 77kg si quiero seguir perdiendo peso tengo que convertirme en otra persona. Tengo que seguir cambiando… ¿empiezo a correr de nuevo? No, era demasiado pronto… no quería quemar esa carta todavía, no quería el día de mañana lesionarme, tener que dejar de correr y recuperar los 77kg de peso.

Lo que hice fue reducir la cantidad de alimentos que tomaba en la comida.

Wei, quieto paraó!!! Estarás pensando: ¡yo aquí ya me bajo del tren! Lo de tocar las cenas puede que pase… pero si empiezas con talibanadas con la comida yo ya dejo de leer.

Espera un momento, ten paciencia porque todo tiene su truco…

10. – Es cierto que mis comidas dejaron de ser tan copiosas, pero no me costó casi hacerlo porque pasé de hacer tres comidas al día a hacer cinco (ahora hay días que hasta como seis veces).

Lo de hacer cinco comidas al día lo habrás oído muchas veces… pero nunca te lo han explicado muy bien. Tú que eres de esos a los que a veces ni les entra en desayuno, no entiendes porqué narices tienes que hacer ahora un doble desayuno o merendar… y créeme que te entiendo porque yo pensaba lo que tú… pero te lo voy a explicar: se añaden pequeñas comidas intermedias para luego no llegar con un hambre atroz a la comida y la cena.

11. – Mi doble desayuno y mi merienda. En Abril empecé a tomarme una tostada y un vaso de leche a primera hora de la mañana, a eso de las 7:30… antes no lo hacía. Luego a las 10:00 o 10:30 me tomaba mi desayuno de siempre, una pulga de tortilla, lomo, incluso a veces de chistorra y un café con leche. Luego comía lo mismo que siempre, pero pedía que me lo sirvieran todo en plato pequeño en lugar de grande. Con algo más de esfuerzo a eso de las 18:00 merendaba y luego cena sin carbohidratos (como venía haciendo los últimos seis meses).

Resultado increíble pero cierto… rompí la meseta y me estabilicé en los 75kg.

Eso ya son 8 kg menos (incluso diez si tenemos en cuenta que de las vacaciones en agosto 2013 volví con 85kg). Este es el momento en que se te empiezan a caer todos los pantalones y tienes que hacerle agujeros nuevos a los cinturones… hablamos de una importante bajada de peso y talla… pero también hablamos de otra gran meseta: finales de abril pesaba 75,2… pasaron Mayo, Junio y todo Julio y a casi llegando a Agosto seguía pesando 75,2kg.

Por una parte eran buenas noticias, no estaba recuperando el peso perdido… y tampoco se puede decir que estuviera haciendo unos sacrificios extremos. Los fines de semana me podías encontrar desayunando en McDonalds un McMuffin de bacon con huevo o en el VIPs con un plato de tortitas con nata… ¿es eso sufrir?

Llegados a este punto y con estos pocos tips que te he dado puede que tú también te animes a apuntarte a un gimnasio y cuidar un poco más tu alimentación… voy a dejarlo aquí porque puede que el camino que recorrí durante agosto ya no sea apto para todos los lectores… Dejémoslo aquí, que ya es un gran avance, seguro que te seguiré contando más cosas en el futuro, cuando yo mismo termine de entenderlas.

Espero que mi experiencia te haya sido útil. Te animo a que emprendas ahora tu propio camino de mejora física, ya que cada año que lo retrases te costará más.

pd – un último consejo, aprovecha que todavía hace buen tiempo y tómate un par de fotos en bañador… cuando comience la temporada de piscina del 2015 compara tu evolución.


Publicado

en

por

Etiquetas:

Comentarios

2 respuestas a «Un año después y 10 kilos menos»

  1. Sandra

    Hola,

    Me ha gustado mucho tu post.

    Me ha recordado a la lista de dietas que tuvo que hacer mi marido hasta dar con la tecla de lo que le hacía falta. Hace prácticamente lo que tú has comentado. Lo único que hace algunos cambios. Él por ejemplo, no es de gimnasios, así que hace una serie de ejercicios que se llama P90X, son muy duros, pero en 3 meses perdió 14 kilos. Comía de todo, excepto carbohidratos a partir de las 6. Y come en plato normal, aunque se lo pongo como combinado, mucha verdura y el resto.

    Y con respecto a las dietas yoyo y a comer 5 o 6 veces al día, tiene su ciencia. El cuerpo es primitivo y prehistórico, no ha avanzado mucho. Así que si tú coges y no le das de comer y pasa hambre, en el momento en que comas distinto grasas, etc… lo que va a hacer es coger todas las reservas de grasa que tengas, porque piensa que la proxima vez no le vas a dar de comer y necesita reservas para que no se desnutra.

    En cambio, si le das de comer cada 2-3 horas, y de una manera ordenada, a las mismas horas, … entonces él sabe que dentro de 2-3 horas tendrá su siguiente comida y desechará lo que no le hace falta.

    Por eso hay gente también que come poco y engorda mucho. Porque comen a horas desordenadas y el cuerpo no se adapta.

    Otro truco que hago en las comidas, es poner las verduras primero, es decir, un gazpacho, una crema de verduras, etc… y luego, ya pones el filete o el arroz o lo que vayas a comer de más principal. Las verduras te sacian mucho y así comes menos de lo demás. Mi marido era de repetir 2 y 3 platos y de esta manera no pasaba hambre.

    Bueno, después de darte el rollo patatero, me despido y que sepas que ya tienes una nueva seguidora en tu blog.

    Un abrazo.

    1. Hola Sandra.

      Lo del P90X me parece genial, yo ahora estoy probando cosas similares como estas:

      http://transformer.blogs.quo.es/2011/09/27/intervalos-tabata-en-forma-en-cuatro-minutos/
      http://transformer.blogs.quo.es/2011/06/08/quema-grasa-con-estrategia/

      Y lo de las cinco comidas tienes toda la razón, la época de mi vida en la que más he engordado era cuando hacía sólo una comida al día (ni desayuno, ni cena… sólo comida)… unido a no hacer deporte fue la bomba.

      Gracias