Pareja: cuando lo fácil deja de serlo

Si alguna palabra puede resumir los primeros meses de noviazgo que viví con mi mujer, esa sería «fácil», frente a mis anteriores relaciones que se podían haber resumido siendo generosos como «tortuosas». Tal vez por eso todo fue tan fluido… nos conocimos «en el trabajo» años atrás, pero desde que empezamos a salir no pasó ni un año antes de casarnos y catorce meses después ya éramos padres.

Todo fue muy rápido, todo fue muy fácil.

Seguramente no podría haber sido de otra manera porque para entonces yo ya había aprendido que ningún futuro prometedor justifica un presente de mierda. Nuestra relación salió adelante sin sobresaltos, sin dramas, sin secretos inconfesables que al fin se revelan para orquestar un grande finale.

Aun hoy años después nuestras discusiones se pueden seguir contando con los dedos de una dos manos, pero hace tiempo que todo dejó de ser «tan fácil», la cosa se ha complicado: tenemos a dos pequeños adorables que se han convertido en nuestra primera prioridad, trabajos que no podemos desatender, tiempo inexistente para poder hablar, más responsabilidades, más preocupaciones… ¿os he hablado ya de cuando mi compañera de piso se volvió invisible y yo también?

Pero hoy sin embargo he entendido una cosa: aunque todo eso no existiera -pongamos por ejemplo que nos hubiéramos conocido más jóvenes y nos hubiéramos tomado con más calma lo de tener hijos- aun así, las cosas no seguirían siendo «tan fáciles» como al principio.

Porque convivir con otra persona no es sencillo.

Un día simplemente pasé a compartir techo con mi novia y todo cambió… y probablemente me engañé a mi mismo diciendo que nada había cambiado, sería «negación de la realidad» o «locura colectiva», al fin y al cabo no era sólo yo.

A partir de ese momento cuando ella recibía invitados yo también los recibía; si a mi me gustaba guardar la mantequilla en la nevera y a ella dejarla fuera… alguien tenía que ceder; la cita expresa se convirtió en tácita, en un acto presunto: sales del trabajo, llegas a casa… y allí esta la otra persona, ¿es una cita? No, no lo es, es rutina… pero uno se sigue repitiendo que nada ha cambiado, como un mantra.

¡Claro que cambiaron las cosas! Antes cada vez que iba a casa de mi novia o ella venía a la mía os podéis imaginar como terminaba la cosa… ¡como para no desear que eso hubiera durado unos pocos meses más! Ingenuo de mi puede que por entonces pensara que a más días en la misma cama, todo aumentaría en consonancia… y aquí estoy yo hoy escribiendo esta entrada en el sillón donde en pocas horas plancharé la oreja con mi mujer durmiendo en el cuarto con los dos peques.

Las cosas cambian, es difícil.

Aun así hay que reconocer que no se nos dio mal, de hecho seguimos avanzando y pasamos de amancebados a civilmente casados con Libro de Familia y todo. No fue ni mucho menos una huida hacia adelante, todo fue muy consciente y deseado, como nuestros dos hijos.

Pero no es fácil, llega un momento en el que ya no es sólo fácil… tal vez no sea fácil para nadie y eso no quiere decir que deje de merecer la pena.


Publicado

en

por

Etiquetas:

Comentarios

11 respuestas a «Pareja: cuando lo fácil deja de serlo»

  1. identificado

    Buenas Fernando,
    Leo esto y me siento identificado cOn tu historia. Ojala mi noviazgo en camas separadas hubiera durado un poco más…
    Saludos

  2. Cris

    Es una magnífica reflexión. Nunca es fácil y es increíble como te centras en personitas y te olvidas de que antes os acurrucabais en el sillón a ver una peli o abriais una botella de vino y charlaba is hasta las tantas…creo que todos pasamos o estamos pasando por ello pero estoy segura que esto mejora.

    1. Fernando Plaza

      según los niños van creciendo la cosa va mejorando, pero yo creo que hay que hacer un esfuerzo consciente para recuperar los momentos de pareja.

  3. Chelo

    Hola Fernando!
    No es fácil y si además nos vamos poniendo «zancadillas» en el camino, al final no se llega a la «meta» juntos.
    Tu último párrafo o reflexión resume muy bien la historia: negación de la realidad.
    Escribe más qué vales mucho. Y cambia ya ese sofá por tu camita….

    1. Fernando Plaza

      lo del tema de las «zancadillas» me lo tienes que explicar con más detalle, porque no he entendido a que te refieres Chelo. gracias!

  4. Anna

    Y cuando te discutes con la mirada, porque no quieres hacerlo delante de tu hija y luego estás tan agotada al final del día que tanto tú como él os quedáis dormidos en el sofá sin hablar del tema? Eso para mí es lo peor….

  5. Fernando Plaza

    lo de estar agotados hasta para discutir creo que es un mal común entre los padres. yo también pienso que no se debe discutir delante de los niños… nosotros la última semana tuvimos que aprovechar que habían venido de visita los abuelos para encerrarnos en un cuarto y discutir bien a gusto 🙂

  6. Natalia

    Hello! Fernando me encanta tu blog, por tu visión en masculino de temas masculinos y femeninos. Me explico… Estos temas de pareja y paternidad creo que las mujeres les damos muchas mas vueltas, parece que nos preocupan mas yo por lo menos no había encontrado una visión masculina tan coherente y razonable como la tuya. Me quito el sombrero! Tu lectura se la recomiendo siempre a mi marido y mas ahora que vamos a ser papas! Me cuesta imaginar lo de hacernos invisibles porque el esta simempre super pendiente de mi y yo de el! Y nos explicamos nuestro día con pelos y señales, de verdad a veces demasiadas jejej Pero como todos los papas coinciden en lo que comentas haremos todos los esfuerzos para estar atentos y no descuidarnos! Un saludo! Y te espero en el próximo post.

    1. Fernando Plaza

      hola Natalia, si como leo pronto vais a ser padres… ¡enhorabuena!

      me da mucha envidia, vais a vivir cosas estupendas… ya veréis!

      gracias por los ánimos para seguir escribiendo

  7. Fernando, yo creo que la clave es no intentar volver a lo que era. Eso no volverá nunca. Y no tener tantas expectativas de lo que debería ser la pareja.

    Cuando conocí a mi marido no me podía imaginar ir por la calle sin cogerle de la mano o abrazarle por la noche.

    Ahora todo ha cambiado. Tenemos que hacer esfuerzos de para volver a nuestra cama derrotados después de quedarnos dormidos durmiendo a los mellizos.

    Todo ha cambiado. Hay que aceptarlo y no agobiarse. Nada será igual. Creo que es importante hacer esfuerzo por seguir decidiendo todo lo de la familia juntos y explicar como nos sentimos al otro.

    Lo mas importante es no dejar de hablar y consultarnos las cosas , eso es mas importante que el propio sexo.

    Y no tener tantas expectativas.

    Recuerdo un verano en Canadá que pasé un lago precioso. Al principio estaba cabreada porque un día si y otro no llovía y no lograba bañarme porque hacía frío. Recordaba mis veranos en Benidorm cuando ma bañaba todos los días y hacía sol.

    Al fin acepté: esto no es Benidorm, es Canadá y aquí no hay que dar por sentado que va a hacer calor en verano.

    Una vez que lo acepté en vez de cabrearme agradecía enormemente cada vez que daba el sol. Y empecé a apreciar otras cosas maravillosas del verano en aquel lugar.

    Bueno , según mi opinión, el noviazgo es como Benidorm y el matrimonio como Canadá.
    Un beso

    1. Fernando Plaza

      sabio consejo hermanita 🙂