Con sólo el viernes por delante el puente de la Inmaculada está ya aquí mismo y sinceramente, esta vez me lo merezco… porque llevamos cuatro semanas de infarto en el trabajo con una migración de servidores y un nuevo proyecto que han absorbido todo mi tiempo y capacidad mental.
Como buena pareja `one team´ cuando a uno le toca currar más… al otro le toca apechugar más con los niños, asi que mi mujer también anda bastante agotada. Pero bueno, por fin parece que se ve la luz al final de tunel, asi que con suerte conseguiremos meter al peque con otitis y la niña que tose en el coche… y pondremos rumbo a Salamanca a visitar a los abuelos.
Estos viajes son una auténtica prueba de supervivencia ya que por alguna extraña razón mi mujer no soporta el aire acondicionado y a 120km/h lo de abrir las ventanas como que no… asi que dos adultos y dos niños enfermos se meten en un coche sin ninguna ventilación y 220 kilómetros después aterrizán con la esperanza de que la `ventana de incubación´ de los múltiples virus de los que se han contagiado les den el suficiente cuartelillo para poder disfrutar de las fiestas. Aunque a veces no hay suerte… aun recuerdo aquel viaje en el que salí del coche para meterme directamente en la cama durante todo el puente con fiebre y tiritonas.
Cosas que pasan.
En las fiestas anteriores nos fuimos a Lanzarote a un `resort´ de esos diseñados para familias: con discoteca infantil, piscinas, castillos hinchables, espectáculos… todo para que los niños estén entretenidos. ¡Qué descubrimiento! Los peques encantados y los padres… no voy a decir que pudimos descansar, pero disfrutamos mucho.
Eso si, llamarnos pobres de espíritu pero salvo para ir a la playa y a ver un acuario no salimos del hotel. Tal vez porque teníamos claro que repetiríamos en otra ocasión o porque simplemente no nos apetecía en absoluto lo de alquilar coche, colocar sillas, alzadores y salir a la aventura a visitar sitios con mi hijo llorando y preguntándonos donde narices parar a comer. Pero bueno, nos lo pasamos muy bien, nos salió obscenamente barato y ponerte el bañador en pleno noviembre no tiene precio… además como bonus track del buffet libre vine con un montón de ideas para hacer ensaladas que he conseguido poner en práctica y llevo dos semanas comiéndome unos `platazos de verde´ que mi nutricionista estaría orgulloso de mi.
(…)
A estas alturas ya te habrás dado cuenta de que esta entrada no va de nada, podría haber escrito un «sigo vivo» y probablemente el resultado habría sido el mismo. No pretendo arreglarlo ahora con una reflexión apresurada de chichinabo, no obstante me gustaría terminar diciendo que estoy pasando una época de mi vida en la que realmente me siento muy vulnerable: con los niños muy pequeños, los horarios muy apretados… ¡qué os voy a contar! Una reunión en el trabajo se alarga más de lo planeado y ya vas con la lengua fuera corriendo porque llegas tarde a recoger al niño a la guarde y como se duerma con ellos la siesta ya no se la va dormir en tu turno y contabas con ese rato de tranquilidad para poder seguir trabajando…
…en fin ese universo paralelo en el que vivimos los padres.
Pero es temporal, todo va mejorando día a día… sin ir más lejos mi hijo Mateo (no sé muy bien cuantos meses tiene, creo que nació en julio del 2014) ya a veces me hace caso y va por donde yo le digo cuando anda por la calle, en lugar de caminar en dirección contraria, sentarse en los charcos o ir corriendo hacia la carretera… poquito a poquito, día a día, según se van haciendo más autónomos su madre y yo vamos recuperando unos pocos minutos más del tiempo que antes nos pertenecía y derrochábamos sin saber que era un bien tan escaso.
Seguro que un día echaremos de menos cuando nos necesitaban para todo, asi que hay que disfrutar de esta etapa lo máximo posible, porque pasará.
Disfrutar del viernes, fin de semana, puente… o lo que os toque.
Comentarios
3 respuestas a «El `puente´que nos merecemos»
Muy bueno….como siempre, aunque para mi los puentes se vulven aquaductos, estoy deseando que regresen al colegio…(confesiones de mala madre) jajajaja
si, si… volver al trabajo a descansar. been there done that 😉
Si hubiera leído tus blogs hace 33 años, ni me caso ni tengo hijos.