Todo ese tiempo perdido en el amor

Esta es la quinta vez que reescribo el primer párrafo de esta entrada y es que quiero contar algo y no sé muy bien cómo hacerlo… lo cual no predice un desenlace muy prometedor, normalmente en estas situaciones me suele quedar una ñapa de entrada plagada de buenas intenciones –quedas avisado– pero aun así voy a intentar sacar esto adelante.

Iré al grano: el amor es una mierda… al menos el que yo he vivido durante una buena parte de mi vida así lo ha sido. Un pozo sin fondo donde volcar energías emocionales, perder tiempo y recoger sólo sufrimiento inútil. Ese amor, del que nos hablan la mayoría de las canciones y películas románticas no se lo deseo a nadie.

Por suerte era como un fuego al que me acercaba cada cuatro o cinco años y del que luego escapaba carbonizado para entregarme de nuevo a los cálidos brazos de la adicción al trabajo. Los amores de mi vida por tanto –teniendo en cuenta que me mantuve soltero casi hasta los 35 años– se cuentan con los dedos de una mano, pese a lo cual entre pitos y flautas calculo que he invertido más de diez años de mi vida en lamerme las heridas… un tiempo totalmente perdido que nunca recuperaré.

Todo por un amor que no era tal.

El Amor de verdad –que tengo la osadía de escribir esta primera vez con la A en mayúsculas– lo he descubierto tras ser padre y es por eso que es algo que me ha cambiado la vida. Pero tranquilos que esta entrada no es una oda a la paternidad… ni mucho menos pretendo inferir que si no eres padre no puedes saber de lo que estoy hablando (aunque tienes muchas más papeletas para poder entenderme), sólo digo que yo, hasta que no lo fui no lo supe.

Mis padres me quisieron y me siguen queriendo de esa manera, tanto a mi como a mis hermanas, pero ese amor no es algo que se aprende recibiendo, se aprende dando: el amor que recibimos de nuestros padres lo heredarán con suerte nuestros hijos.

Ese tipo de amor es la fuerza transformadora que mueve el mundo hacia un lugar mejor, es lo que te hace apreciar de corazón a tus compañeros de trabajo y a la gente que te rodea, lo que hace que cuando lees una mala noticia te estremezcas por el sufrimiento de los padres de las víctimas aunque sean totalmente desconocidos para ti.

No quiero decir que me haya vuelto Gandhi, muchas veces sigo siendo el mismo capullo que era antes… pero en otras ocasiones soy una persona mucho, pero que mucho mejor.


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Comentarios

2 respuestas a «Todo ese tiempo perdido en el amor»

  1. María José

    Me alegro de que sientas por alguien, ese mismo amor que has recibido y sigues recibiendo.

  2. YO AL IGUAL QUE TU ME SIENTO DE LA MISMA MANERA ESE AMOR POR MIS HIJOS ES EL MAS PURO QUE PUEDA EXISTIR Y EL QUE ME HA HECHO EN UNA PERSONA MAS EMPATICA Y CON GANAS DE QUERER CAMBIAR AL MUNDO PARA ELLOS .

    SALUDOS.