40 tacos

Mis cumpleaños siempre caían en fin de semana así que nunca me cantaban el cumpleaños feliz en clase como a los otros niños, entenderás que eso generó un trauma en mi que aun arrastro y que ha derivado en que por alguna razón no me guste ir pregonando la fecha de mi cumple a los cuatro vientos: no la pongo en Facebook ni en ninguna red social y hasta ahora era un secreto celosamente guardado que sólo compartía con mi madre e Isidoro Alvarez, que en paz descanse.

Pero esta vez procede hacer una excepción porque cumplo 40 años y no se me ocurre ningún tema mejor sobre el que escribir en el blog para continuar con la sana autodisciplina impuesta de publicar algo todos los domingos.

A esta edad he llegado casado y con todo el pelo en la cabeza… y eso es toda una sorpresa para mi.

Observando la calvicie manifiesta de mi padre alcanzada la adolescencia di por hecho que en pocos años empezaría a perder todo el pelo, algo que me preocupó mucho hasta que concebí un plan B: si me quedo calvo me raparé la cabeza, me dejaré perilla y me daré rayos uva (una especie de mezcla entre Sean Connery, Bruce Willis y Michael Jordan). Con esa alternativa ya en mente se me quitaron todas las preocupaciones y seguí adelante con mi vida esperando con calma el inevitable desenlace que nunca terminó llegando.

Con respecto a lo de «estar casado», también fue toda una sorpresa… alcanzada determinada edad también llegué a la conclusión de que la selección natural era muy sabia y que en mi se habían conjugado toda una serie de características genéticas que me descartaban como macho reproductor. Pero también diseñé un plan B: seré un soltero, pero un soltero que sabrá tocar el piano, como House. Así que en Enero de 2010 me compré un piano precioso que me costó tres mil euros y empecé a dar clases particulares… y cuando no llevaba ni veinte, empecé a salir con mi mujer, al año estábamos casados y al siguiente embarazados… c´est la vie. Mi piano queda ahora muy bien abandonado en el salón, esperando a que alguno de mis hijos le despierte la vocación.

También es digno de mencionar que entro en los cuarenta con los mismos kilos con los que entré en la treintena, exactamente con 72 for the record… después de haber coqueteado con los 83 durante años.

Dicho esto, me quedan un montón de cosas por hacer en la segunda mitad de mi vida que hoy mismo comienza (siempre y cuanto las estadísticas se cumplan y alcance la esperanza de vida que publica el INE).

Algunas no las tengo del todo claras, lo cual es un poco frustrante porque pensé que a esta edad ya llegaría con todo mejor atado mentalmente, pero otras por suerte sí, como mi escala de prioridades en la vida… y supongo que con eso claro todo lo demás irá encauzándose antes o después.


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