Me resulta curioso que todavía reciba felicitaciones por una entrada que escribí en el 2010 `Recuperando la forma física a partir de los 30´ cuando algunas (no todas) de las ideas que expuse ahí las considero completamente superadas e incluso erróneas.
Lo mismo me ha pasado con el tema de la dieta, soy consciente de que reducir la ingesta de hidratos inevitablemente te va a hacer perder peso… pero ahora ya sé que también va a convertir tu vida en algo miserable: mareos, insomnio, pérdida de líbido, pérdida del interés por la comida…
Lo sé porque lo he probado.
Hay otras ideas que por supuesto mantengo: ya no le añado azúcar a nada, he eliminado de mi dieta la bollería industrial, las galletas, los refrescos, los ketchup, el alcohol… Pero algunas otras cosas han ido quedándose por el camino, porque a la larga he comprobado que son perjudiciales o que simplemente eran mitos (no mezclar hidratos con proteínas, no comer hidratos a partir de las 6 de la tarde…).
Lo peor es que como suelo ser el típico brasas que va adoctrinando a la peña, de vez en cuando me topo con un antiguo acólito que repite ciegamente alguna de las ideas que le transferí hace años y que yo ya he desterrado de mi repertorio. Así que tanto mi blog como la vida misma me recuerdan que voy evolucionando y cambiando de opinión.
Estos meses de verano he estado experimentando con una versión adaptada a mi de ayuno intermitente. Básicamente consiste en que desde que me levanto hasta las 16:00 aproximadamente me alimento a base de agua y café, luego suelo merendar algo de fruta, para terminar cenando antes de las 20:00 bastante fuerte… y después bye bye hasta las 16:00 del día siguiente.
Es decir, mantengo un ayuno de unas 20 horas y como sólo durante 4 horas… y de momento lo único malo es cuando me veo obligado a romperlo por temas sociales, como el fin de semana pasado que fuimos a visitar a unos amigos, el hotel venía con desayuno incluido y luego no iba a estar mirando a todo el mundo comer y yo con un vaso de agua.
La idea detrás de esta estrategia es que reduciendo el número de comidas al día es más sencillo mantenerte en una dieta de 1.500 kcal, creando un deficit diario de 500 kcal… que se va sumando, sumando y sumando… Y al final consigue que pierdas unos 2 kilos al mes.
Para muchos sacar adelante una dieta de este tipo les podría parecer muy duro, en parte porque la gente confunde el «hambre» con las «ganas de comer»… pero lo cierto es que es mucho más sencillo no comer nada, que comer poco y estarse constantemente controlando.
En mi plan maestro durante este verano con un poco de disciplina conseguiré reducir unos cuantos kilos la grasa acumulada en mi cuerpo, acercándome a un 10-11% de grasa corporal (ahora calculo que estoy entre un 15-16%)… y dejando mi cuerpo listo para afrontar la vuelta al entrenamiento para el mes de septiembre, donde empezaré a comer algo más para intentar recuperar la masa muscular y la fuerza que he ido perdiendo durante estos años de dietas restrictivas.
Por otra parte también estoy haciendo caso a Arnold Schwarzenegger y practicando «the stomach vacuum» a modo de higiene postural como explica en este video.