Ya te he hablado por aquí que tengo problemas con el sueño, es algo que llevo arrastrando desde hace años y que mina mis fuerzas durante todo el día. La diferencia es que ahora que mis hijos (4 y 6 años) ya duermen bien no puedo echarles la culpa de mis develos… asi que todo gira entorno a mi (como diría mi peque: es todo tu culpa papá). ¿Será cosa de la mente?, ¿le daré muchas vueltas a las cosas?… lo cierto es que los fines de semana duermo mejor y cierto es que tengo algunas preocupaciones que me rondan la cabeza… pero tampoco es para tanto.
Por ponerte en contexto en mi casa todos se van a la cama no más tarde de las 21:30 y a partir de esa hora ya no se puede hacer ningún ruido… Así que yo me metía en la cama y esperaba a que me entrara el sueño a base de horas de YouTube y Netflix. Como esa rutina me parecía una soberana pérdida de tiempo y además no me libraba de posteriores desvelos nocturnos probé algo nuevo y más disciplinado (que por cierto vi en YouTube): levantarme a las 4:30 todos los días, incluso fines de semana.
Esto viene de las rutinas militares, popularizadas para la vida civil por este angelito… el Navy Seal Jacko Willink:
Lo del madrugón lo estuve haciendo durante unos diez días y la verdad es que no costaba tanto, probablemente porque como duermo mal levantarme de la cama es casi un alivio. YouTube está plagado de videos de «cómo levantame a las 4:30 me cambio la vida» y similares… todo un poco exagerado, yo lo que sí noté es que por fin tenía tiempo para estudiar y básicamente a eso me estuve dedicando esos días de 4:30 a 6:30.
Lo bueno de ese método es que a las 21:30 estás tan agotado que sólo te apetece meterte en la cama, ni Netflix, ni HBO, ni YouTube… No obstante pese al cansancio la nueva rutina seguía teniendo un fallo y es que yo me seguía despertando entorno a la 1 de la madrugada y me podía quedar dando vueltas en la cama durante una hora antes de volverme a dormir.
Así que esta semana he vuelto a hacer un cambio de rutina. Me acuesto pronto, entorno a las 21:00-22:00… y cuando me despierto a eso de las 12:00-01:00, me levanto, me voy a la cocina y me pongo a estudiar. Para mi sorpresa estoy lúcido, despejado y puedo estar casi dos horas estudiando antes de empezar a bostezar… en ese momento (entorno a las 2:30-3:00) regreso a la cama y me duermo hasta las 6:00 ó 7:00 según lo que me deje mi hijo.
En definitiva que duermo en dos tandas, ya no pierdo el tiempo viendo Netflix, tengo tiempo para estudiar y de momento estoy bastante bien. Pero la pregunta es ¿por qué no puedo dormir del tirón como mi mujer y otros humanos? Pues resulta que este artículo publicado en el Confidencial me dice que no soy tan raro:
En la década de los 90 el psiquiatra Thomas Wehr realizó un experimento para demostrarlo. Dejó a oscuras a un grupo de personas 14 horas diarias durante un mes. A la cuarta semana los individuos habían adquirido un patrón de sueño muy diferente al estipulado: primero dormían durante cuatro horas y luego se despertaban durante una o dos antes de caer en otro sueño de cuatro horas, según publica la BBC.
Puede ser que el nuevo ritmo de vida impuesto por «una casa que se apaga no más tarde de las 22:00» fuera la causa de que se alterara mi patrón de sueño, como en el experimento… y todos estos años básicamente lo que he estado haciendo es luchar contra lo que me pedía el cuerpo.
Por ahora la cosa va bien, ya veremos…