Cuerpos al sol

Suelo caracterizarme por llegar a conclusiones de perogrullo que sin embargo para mi resultan totalmente reveladoras. Por ejemplo este verano fruto de mis horas pensativas sentado en la orilla de la playa viendo a gente pasar al tiempo que vigilo que mis hijos no se ahogan, me he dado cuenta de lo distintos que son los cuerpos humanos.

Por alguna razón un servidor tiene la idea del cuerpo clásico dibujada en su mente, por poner un ejemplo el David de Miguel Angel:

Sin embargo después de ver cientos, tal vez miles de personas pasar delante mío ligeras de ropa (¿os he contado ya que no veraneo en el Norte?) apenas me he topado con cuatro o cinco cuerpos que respondan ligéramente a esa belleza clásica.

Lo sorprendente es que alguien como yo que presta mucha atención a estos temas no se hubiera dado cuenta antes y ha tenido que ser a los 43 años cumplidos cuando he alcanzado esta conclusión liberadora.

Tal vez antes estaba demasiado obsesionado con mi idea mental del cuerpo perfecto y cómo el mío se distanciaba de él, de nuevo los árboles no me dejaban ver el bosque.

Es la ropa la que en cierta manera nos homogeneiza, en el hombre por ejemplo la chaqueta armoniza la forma de la espalda, disimula la barriga, ensancha los hombros… viéndonos vestidos uno podría pensar que sólo en la cara residen nuestra diferencias, pero en la playa te das cuenta que todo nuestro cuerpo se desarrolla en una innumerable combinación de acabados.

Más allá de intentar mantenernos sanos, funcionales en relación a nuestra edad y con unos niveles de grasa dentro de rangos saludables (búsquese en google `perímetro abdominal´) cualquier otro tipo de obsesión corporal tiene poco sentido.

¡Ahí dejo eso! Ya veis que estoy sembrao…


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